Por Azucena Manzanares
En la mayoría de las asesorías y reuniones de apoyo cuando hablamos del llanto del bebé, termina apareciendo la expresión “cólico del lactante”.
¿A qué llamamos Cólico?
Solemos decir que padece cólico un bebé que al atardecer llora desconsoladamente con una sintomatología de tipo abdominal. Son muchas las definiciones que se han hecho al respecto. Estas son algunas:
- “Contracción espasmódica del músculo liso que causa dolor y malestar.”
- “Dolor abdominal que dura aproximadamente 3 horas, con una frecuencia de 3 días por semana, al menos durante tres semanas y antes de los tres meses.”
- “Crisis inexplicables de irritabilidad y/o llanto, a menudo a la misma hora del día, durante los primeros meses, que sólo se explica por síntomas de malestar gastrointestinal.”
Pero realmente el nombre de «cólico» está mal dado, ya que, entre otras cosas, un cólico puede suceder a lo largo de las 24h del día, no tiene horario. Por lo tanto, si la sintomatología de nuestro hijo tiene horario, no es un cólico propiamente dicho lo que padece, aunque también duela.
Que los bebés tengan gases, los expulsen, lloren de vez en cuando y tengan molestias intestinales leves, incluso diarias, es completamente normal. Están estrenando aparato digestivo y deben vivir el proceso transitorio hasta normalizar su función.
¿De dónde vienen los cólicos?
Cuando nos convertimos en bípedos (andamos erguidos sobre dos patas), nuestra pelvis se proyectó hacia delante y se estrechó. Esto ha hecho que los humanos nazcamos entre 3-6 meses antes de lo que lo hacían nuestros antepasados primates. Es decir, nuestros bebés actuales nacen antes de tiempo. Es lo que se conoce como “bebés altriciales”. Para explicar este concepto, vamos a comparar a nuestros bebés altriciales con los bebés prematuros. Todo el mundo entiende que los prematuros son bebés que necesitan unos cuidados especiales por haber nacido antes de tiempo y a nadie se le ocurriría decir: ¡no le cuides tanto que se acostumbra! Pues nuestros bebés actuales, aunque nacen a término, no nacen preparados para la vida fuera del útero materno y necesitan de los otros para sobrevivir. Al igual que los prematuros, necesitan unos cuidados. Es por eso que en muchas culturas los bebés son porteados por sus madres en un abrazo continuo, en el que se reproduce una situación similar al útero materno. Es lo que se conoce como “Exterogestación”. Permanecen con la fuente de alimento cerca, acompañados y oyendo el corazón y los ruidos viscerales de la madre, igual que cuando estaban en la barriga. Estas son las condiciones para las que vienen biológicamente preparados. En nuestro mundo, en cambio, muchos niños son separados de sus madres nada más nacer, están en cunas a varios metros de sus mamás o incluso en otra habitación. A las madres, se les impide tocar y alimentar a demanda. Por lo tanto, esos bebés van a tener estrés y van a estar nerviosos, porque no disponen de las condiciones de crianza exactas que necesitan. Sin embargo, si durante los primeros 9-12 meses, se reproducen las condiciones adecuadas, los bebés estarán calmados, felices y contentos.
¿Qué efectos sufre nuestro cuerpo cuando estamos nerviosos?
- Pues que tenemos “problemas gastrointestinales” como:
o Úlcera de estómago.
o Problemas digestivos.
o Acidez de estómago.
o Flatulencias/ gases.
o Dolores/ retortijones.
o Flato.
Nuestros bebés, cuando están estresados por lo que hemos comentado antes, también tendrán estos problemas gastrointestinales, que serían el principio de lo que llamamos “cólico”. Y digo principio, porque entraríamos en una espiral muy difícil de romper, que funcionaría de la siguiente manera:
El malestar gastrointestinal provoca su llanto.
El llanto provoca más malestar y estrés.
A más malestar, más llanto.
A más llanto, más malestar.
A más malestar, más llanto…….. y ya tenemos “cólico del lactante”.
El cólico no es la causa de que el bebé llore, es la consecuencia de un bebé estresado. Ese estrés, es lo que le provoca ese malestar intestinal y por eso el niño llora.
¿Qué ocurre cuando tratamos al cólico como la causa?
Los especialistas ven al cólico como la causa, es decir, tiene dolor y molestias intestinales, por lo tanto eso le provoca el cólico y es la causa de que el niño llore. Esto, es una visión completamente reduccionista. Se va a centrar en hacer un tratamiento sintomático, por lo tanto, solo busca soluciones para el dolor de barriga y para calmar el llanto. Estas soluciones que se utilizan solo serían parches, ya que no solventan la causa real del cólico.
Soluciones al dolor que utilizamos (Parches):
- Probióticos.
- Analgésicos.
- Laxantes.
- Eliminar gases.
- Calor local.
- Masajes/ presión.
- Infusiones varias.
- Homeopatía.
- Dimeticona.
- Elixir difenhidramina.
- Sedantes.
Soluciones al llanto:
- Mecerle.
- Cantarle.
- Amamantarle.
- Baño tibio.
- Latidos madre.
- Pasearle en el coche.
- Sonidos Varios (Lavadora, aspiradora, secador de pelo….)
Dejando de lado la peligrosidad de usar en los bebés ciertas sustancias como las infusiones, sedantes, laxantes etc, o cualquier cosa que no sea lactancia materna exclusiva, máxime cuando hablamos de bebés completamente sanos, algunas de estas soluciones o parches, claro que pueden funcionar en muchas ocasiones, porque calman el dolor y el llanto, lo que no van a hacer es que el cólico no se dé. Haciéndolo de esta manera reduccionista, el bebé seguirá teniendo cólico cada noche y las madres intentarán calmarlo como sea. La idea, debería ser que podamos eliminar completamente el cólico de la vida del bebé. Mientras entendamos el cólico como causa, el niño continuará teniendo cólico.
¿Qué ocurre cuando tratamos al cólico como la consecuencia?
Si entendemos el cólico como la consecuencia, estaremos usando una visión global, de un bebé que está poco y mal adaptado al nuevo medio y en el que, ese medio, le altera mucho y le provoca estrés. De esta manera, eliminaremos el cólico de su vida.
Hay que intentar mejorar las condiciones de vida de las madres para que los bebés no sufran de cólicos.
En las sociedades donde se mantiene a los bebés relajados prácticamente todo el día mediante la administración continuada de calor, alimento, contacto, compañía, movimiento y sonidos familiares para el bebé, el cólico es mínimo o inexistente.
En este sentido la recreación del útero materno, o de las condiciones que tenían antes de nacer, parece ser lo mejor para prevenir el cólico y para calmarlo, los 3-6 primeros meses, que son los que nuestros bebés nacen antes de tiempo.
¿Qué estudios apoyan esta teoría?
- Estudios antropológicos en diversas sociedades y civilizaciones más primitivas, resumidos en el libro “El Concepto del Continuum” de Jane Liedoff, que os recomiendo 100 {1e396cc7a2ccf50838381f0b96e47a80cd6161a747b68763fb8f11cd8ab6cb16}.
- Estudios evolutivos, basados en Darwin y en otros antropólogos, en los que se sabe que los bebés actuales nacen entre 3-6 meses antes que nuestros antepasados.
- Estudios psicomédicos nos hablan de que un bebé con un buen vínculo, calmado, querido y adaptado psicológicamente, es un bebé feliz que no llorará.
El cólico, por tanto, es una consecuencia de nuestra sociedad, del estrés que sufren los niños y los padres, en una sociedad que no tolera bien la maternidad ni a los niños.
La lactancia a demanda y sin restricciones, es decir, el niño arropado y pegado al cuerpo de su madre de forma continuada, de manera que pueda coger el pecho en el momento en que lo requiera, es el acto de crianza que mejor reproduce las condiciones del útero materno. Los niños criados así no tienen cólico.
La solución pasa, por poner las condiciones óptimas para que la crianza que necesitan nuestros hijos, sea posible en nuestra sociedad. Algo que a priori parece muy fácil de hacer, pero que el entorno que tenemos dificulta sistemáticamente.
Estupendo post Azu, y no lo escribo como » mamatributense» convencida ( si me permites el gentilicio) , sino porque le intentas dar una visión distinta al tema. Te gusta abrir melones como a mí.
El tema del cólico del lactante es tan recurrente como misterioso de los que muchos intentan beneficiarse. Bajo el slogan » anti cólico » se llegan a vender hasta alfombras, sin meternos ya en otros productos como biberones , leches… que todas conocemos de sobra y que, a veces, son los principales causantes del mismo.
Abriendo otro melón ( y eso que no es verano), te contaré, que mi bebé estaba feliz con su tetita , sus mimitos y sus rayitos de sol controlados, hasta que por » protocolo» le mandaron el famoso frasco de vitamina D y que, por cierto, le sentó como un cólico de primera división y desapareció por arte de magia cuando dejé de dársela ( es un tema muy serio y supongo q habrá bebés q realmente necesiten un aporte extra de esta vitamina) .La siguió tomando de forma natural, al aire libre, como ya lo estaba haciendo antes, siempre de forma responsable y sabes qué, no hubo déficit, como luego se certificó en su correspondiente visita de » niños sanos». No quiero explayarme demasiado sobre esto, ya que es un asunto muy controvertido (sólo hay que buscar en internet) y más complicado de lo que parece; pero sí quiero hacer una reflexión y es que debemos confiar más en nuestro criterio, siempre usando el sentido común y ser muy responsables con nuestros bebés. Muchas veces nos embarcan en situaciones que tienen una solución más sencilla de lo que nos quieren hacer creer o al menos, yo lo veo así, es sólo mi opinión tan válida como cualquier otra. Un saludo.
Hola cielo:
Claro que te permito el gentilicio jeje somos mamatribucenses de pura cepa ya 😉
Me alegro que te haya gustado. Intento siempre según la última evidencia científica explicar a las mamis de forma accesible todas las situaciones, para que con toda la información encima de la mesa, podáis tomar una decisión consciente y realmente propia. A veces creo controversia, lo sé. Pero quiero que a todas las madres os llegue la información más completa y actualizada posible. Como tú dices, «abro melones».
El mundo de la maternidad y los bebés atrae cual miel a las abejas, a ciertas empresas con unas intenciones y ética muy dudosas y nos hacen creer que necesitamos millones de artilugios, mejunjes y soluciones milagrosas varias, provocando en la mayoría de los casos, justo el problema que queremos evitar. Lo peor de todo, es que muchas de estas veces, lo hacemos con la bendición, recomendación o incluso prescripción del profesional de turno. Por eso, no puedo dejar de «abrir melones». Un besazo!