Viajar con niñ@s: Fuzeta
Hace unas semanas, os hablé en RRSS de la importancia del autocuidado en la disciplina Positiva y en la maternidad en general. Es necesario desconectar e irse de vacaciones, de vez en cuando, para mantener nuestro bienestar. Cuidarse una misma, antes de cuidar a los demás.
A veces, a las familias que tenemos niñ@s, salir de viaje se nos hace un mundo por diversos motivos. Fundamentalmente, si el sitio al que vamos no está preparado para los más pequeños. No es el caso del sitio del que voy a hablaros y que tuvimos la suerte de conocer y disfrutar.
Con este post estreno la sección “Viajar con niñ@s”.
A finales de julio decidimos irnos una semana al Algarve, en Portugal. Ya hemos ido anteriormente, pero cuando aún éramos una familia de dos. Por ello, sabíamos que las principales ciudades, en estas fechas están un poco masificadas y preferimos sitios más tranquilos y sin tanto turismo. Buscando ubicación encontramos cerca de Tavira un alojamiento en un pueblo llamado Fuzeta.
Foto: Localización de Fuzeta
El apartamento nos aparecía en Booking con una puntuación de 9,8 y las opiniones de los clientes eran magníficas (os dejo el enlace aquí). Las fotos tanto del alojamiento como del entorno, nos terminaron de convencer. Y no sólo no nos defraudó el sitio, sino que superó nuestras expectativas por el bajísimo precio que pagamos por él en temporada alta.
En Portugal decir que los check in se realizan a partir de las 16 h de la tarde. Aún así, avisamos y nos dijeron que no había problema por dejar allí las maletas mientras hacían la limpieza. Llegamos a las 11 horas de Portugal (en España es una hora más).
Foto: Contacto apartamento Praia do Fuzeta 2
El apartamento estaba completamente equipado con todo lo necesario y más. Tenía hasta el más mínimo detalle en cualquiera de las estancias. Tenía dos habitaciones con cama de matrimonio y aire acondicionado (una de ellas con sillón-cama), salón-comedor, baño completo con bañera, recibidor, cocina y una terraza con unas vistas espectaculares y una pequeña barbacoa (luego os mostraré las maravillas que cocinamos allí).
Foto: Apartamento Praia do Fuzeta 2
A 100 metros lo teníamos todo: la playa de Fuzeta, el embarcadero para coger el barco y cruzar al otro lado de la isla, restaurantes con pescado y marisco fresco y muy asequible, el mercado municipal y la lonja y el centro del pueblo.
Foto: Arroz con marisco que nos comimos en un restaurante al lado del apartamento.
Mi resumen sobre el pueblo de Fuzeta: una maravilla portuguesa con el encanto de un pequeño pueblo pesquero nada masificado, con todas las comodidades y necesidades, y playas vírgenes y muy tranquilas.
La playa del pueblo rebosa vida. Cogimos un kilo de almejas, berberechos y ostras con nuestras manos y nos lo comimos al día siguiente. Decir que sabía a gloria se queda muy corto.
Foto: Delicias que comimos en nuestra casa portuguesa.
Ayla disfrutó de la playa muchísimo ya que había metros y metros de arena, agua que apenas cubría y muy tranquila. Estuvo muy entretenida cogiendo cangrejos y berberechos, bailando, bañándose y haciendo mil castillos de arena. Es ideal para niñ@s pequeñ@s y bebés, sobre todo con la marea baja.
En toda la zona donde estuvimos, como eran marismas, al bajar la marea ocurría un fenómeno que a Ayla le encantaba: aparecían lo que en Huelva llaman “Bocas”, unos cangrejos con una de las pinzas muy desarrolladas. Los había por miles.
Una de las cosas que más me soprendió de todos los sitios donde estuvimos es lo bienvenidos que son l@s niñ@s al Algarve. Todo el mundo te lo ponía fácil, sonreía y hablaba con Ayla. Los bebés no molestan. De hecho, encontré ciertos detalles que demostraban lo importantes que son las madres, los bebés y las personas mayores en esta zona. En cualquier sitio tienes preferencia de atención y descanso. Unos carteles se encargan de informar a los forasteros.
Foto: Mercado de Fuzeta
Lo único que no encontré en ningún establecimiento fue un cambiador de bebés, ni accesos o baños para personas con movilidad reducida. Así que no está de más llevarte un cambiador portátil para ponerlo en cualquier superficie que encontremos.
La situación de Fuzeta es perfecta para hacer varias obligadas escapadas. La primera coger el barco que lleva a la isla de Fuzeta. El viaje de ida y vuelta cuesta 2,7€ y hay viajes constantes hasta las 20:30h (en el muelle podréis encontrar los horarios). Llegarás a una isla virgen, de arena blanca, nada masificada. Puedes llevarte tu nevera o bien, comer en uno de los dos chiringuitos que tiene la isla.
La segunda, fue mi preferida: La playa de Barril o Praia do Barril, en Santa Lucía. Es el auténtico paraíso y llegas a la playa de la forma más peculiar que he podido vivir: en tren de vapor cruzando las marismas.
Para llegar a esta playa, tienes que ir hasta Santa Lucía en coche. Al llegar, te encuentras un gigantesco y baratísimo parking cerca de donde se coge del tren. Tienes que cruzar un puente a pie de unos 100 metros. Os recomiendo llevar uno de esos carros con ruedas para los bártulos de la playa para más comodidad, o descargar con el coche en la entrada al puente todo antes de pasar al parking.
Nada más cruzar el puente llegas a la pequeña estación de tren. El viaje cuesta unos 2€ por persona y merece muchísimo la pena. La zona por la que cruza es completamente increíble y bella, sobre todo en el viaje de vuelta coincidiendo con el atardecer. También hay constantes viajes hasta las 20:30h.
Foto: Viaje en el tren de vapor y puente en Praia do Barril
Nada más llegar a la parada de tren en la playa, hay un enorme restaurante/cafetería/tienda de souvenirs/parque infantil. Muy bien integrado con el paisaje, cuidado y limpio. (En el parque os recomiendo mucha supervisión. Hay un par de bordillos en el suelo un poco peligrosos y un carrusel de metal con caballos en el que es fácil que haya accidentes si no van los niñ@s sentad@s).
Por una pasarela de madera llegamos a la playa. Seguimos con la misma tónica de todo el viaje: nada masificado. Andas unos metros y estás bastante solo y tranquilo. Las vistas son únicas: un sistema dunar inmenso de arena blanca y aguas cristalinas y turquesas.
Foto: Praia do Barril
La tercera, es un paseo por el pueblo de Tavira. (Si vais al atardecer no olvidéis el repelente de mosquitos o el aceite de citronella).
Tavira es un poco más turístico que el resto de sitios pero el paseo es bastante agradable y hay bastantes sitios donde comer pescado a buen precio cerca de la ría.
Os aconsejo llevar portabebés ergonómico para facilitaros el paseo por algunas calles empedradas y unas pocas cuestas. Nosotras usamos nuestra Emei (creo que será casi la última vez que la usemos. Es la Emei desde nacimiento y Ayla tiene casi 3 años).
Foto: Ayla paseando por Tavira
La cuarta, una visita a la playa de Mantarota en el viaje de vuelta. Si no os pilla un día de viento, esta playa es inmensa e ideal para que los peques jueguen.
Me llevo muchos momentos de este viaje, muchos lugares. Me llevo imágenes inolvidables y rincones paradisíacos. Me llevo experiencias irrepetibles.
Pero sobre todo, me llevo el recuerdo del primer viaje al extranjero con mi familia, ya de 3.
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