Por Azucena Manzanares
Los expertos en blogs dicen que hay que escribir desde el corazón para llegar al lector, de lo contrario, lo notan. Yo lo hago por la primera razón. Es un tema, que quizás el potente binomio mamá-bebé deja en segundo plano, pero creo que se merece (al menos en mi caso), que se hable de él y de lo que ha significado para Ayla y para mí. Me refiero a los papás. El nuestro, se llama Sandro.
El bebé necesita a mamá, su calor, alimento, cariño, seguridad y total atención y dedicación. Pero, ¿quién sostiene, cuida, ama, apoya y levanta a la mamá? En muchos casos, ese papel lo hará otra persona, pero por supuesto la vivencia cambia completamente cuando tienes la oportunidad de compartir el proceso de la maternidad al completo, al lado de alguien implicado, ilusionado y amoroso, como un papá consciente.
Desde el momento en que el predictor nos da la «buena nueva», el papá comienza un proceso express de aprendizaje y adaptación. Nosotras gestamos a nuestro bebé, lo sentimos crecer y moverse. Tenemos una conexión natural, ancestral y salvaje. Ellos no tienen un contacto directo con el bebé, aún así, crean un vínculo fuerte, potente, único y precioso con nuestros bebés. Ayla se ponía a dar patadas como loca cuando escuchaba o sentía la mano de su papá en la barriga. A día de hoy la adoración que siente por él es completa.
¿Qué supuso para nosotras el papel de Sandro en cada etapa del proceso?
Tuve la suerte de pasar un embarazo de ensueño. No tuve ningún síntoma los dos primeros trimestres más allá de crecer mi preciosa barriguita, y las molestias habituales cuando estaba ya cumplida. Recuerdo felicidad absoluta y muchísima complicidad. Sandro, se informó conmigo, leyó, me acompañó a reuniones, sesiones de yoga prenatal, preparación al parto y a decenas de conferencias y webinar, decidió junto a mí cada punto de nuestro plan de parto, elegimos juntos el lugar que más nos removió para el parto… En definitiva, estuvo presente en toda la «logística» que rodeó el embarazo y el parto. Pero esto no es lo que quiero reseñar. Quiero expresar lo que Sandro hizo y supuso para nosotras.
Si durante el embarazo fue trascendental, no os podéis ni imaginar en el parto. Literalmente no hubiera sido capaz de hacerlo sin él. No estuvo allí para sujetarme la manita o decirme cuándo respirar, NO. Sufrió cada contracción desgarradora y eterna de oxitocina artificial, conmigo. Sentado detrás de mí, me clavaba su puño contra las lumbares con todas sus fuerzas, rodando y respirando, conmigo. Viviendo cada una de ellas. Reconfortándome y animándome en cada brevísimo descanso. Dándome el empuje y acopio necesarios para pasar juntos cada dolorosa e insoportable sacudida. Una a una. Hora a hora. Besándome. Limpiando mi líquido amniótico. Abrazándome mientras cantábamos y yo intentaba no perder la consciencia. Durante 11 interminables horas. Le sentí una parte más de mi cuerpo, de mi mente y de mi alma. Le sentí parir conmigo. Ví su aterrada mirada cuando nos sacaron del box llevándose por delante cuanto encontraban por el camino con nuestra camilla. Solo me salió decirle: ¡Tranquilo, todo va a ir bien!. Y así lo sentía. Ayla me decía que estaba bien y que en breve nos conoceríamos. Sé que lloraste desconsolado cuando la puerta del quirófano se cerró tras nosotras y que fueron probablemente los cinco minutos más largos de tu vida. Siempre me cuentas que oíste un llanto entre muchos otros pero que supiste al instante que Ayla había nacido. 22:37 horas del 15 de septiembre del 2015. Era preciosa, rosada, despierta, perfecta. Nos enamoramos de ella. Nos enamoramos de nuevo el uno del otro. Y nació nuestra familia.
Desde entonces, vamos conociéndonos y descubriéndonos otra vez a nosotros mismos. Como personas, padres y sobre todo, como pareja. Ser papás es un regalo maravilloso, emocionante y transformador pero también difícil, absorbente y dedicado. Sandro abraza con fuerza nuestra diada mamá-bebé. Siempre vela porque nadie la perturbe o inquiete. Defiende todas y cada una de nuestras elecciones: La lactancia, colecho, porteo, exterogestación, apego seguro y crianza respetuosa. Cuando siento inseguridad, me sobrepasa alguna situación o momento, me invade la tristeza o el malestar, cuando Ayla no me deja descansar lo necesario o me deja sin energías, solo tengo que mirar al lado y ver cómo nuestra hija le abraza en la cama mientras duermen plácidamente. Ese es mi sostén, mi guía, mi fuerza, mi vida. El pilar de nuestra pareja, de nuestra familia.
No existen palabras adecuadas y suficientes que expresen el amor, agradecimiento y admiración que te profeso. Gracias por ser nuestro «PAPÁ».
Precioso post Azu, a mi me ha emocionado así q imagino q a Sandro le habrá encantado, todo un detallazo por tu parte y una muy bonita muestra de amor a vuestro papi q desde luego se lo merece con creces,
sois unas personas maravillosas, muchos bsitos para los tres familia, os queremos!
Gracias Mirna 😉 Nuestro papi se merece todo.Ya sabes que le amamos y admiramos sobre todas las cosas. Voy a tener que decirle que escriba lo que sintió al leerlo. Besotes a los 4. Os queremos mucho!!
Toda una declaración de amor, Azu. Me ha encantado, no sólo por la sensibilidad y honestidad con la que has escrito tu vivencia; sino también, porque demuestra que el parto también puede ser » cosa de hombres «. Sentir el apoyo de la persona a la que quieres en un momento tan trascedente en tu vida, da fuerzas «sobrenaturales» . Los dos sois almas gemelas y las habéis fundido en esa preciosa niña. Un abrazo fuerte.
María, me alegra mucho leerte. Me encanta como has explicado nuestro amor: dos almas gemelas que se han fundido en nuestra preciosa niña. Y qué razón llevas con que los papis conscientes que viven el parto con nosotras son un apoyo imprescindible y nos dan fuerzas sobrehumanas. Un besote cielo!
Azu como siempre me sorprendes !! Leyendo tu preciosa historia me he dado cuenta de que la mía en realidad no fue tan mala !! Simplemente no la estaba viendo desde otro punto de vista, como lo has echo tu !! Lo cierto es que el papi casi siempre está al margen, lo que también conlleva a que son quererlo, en cierto modo, se aleje un poco en el comienzo de la maternidad. Es una pena que en esta sociedad sigamos tan antiguados, que aún se sigue pensando que un bebe es sólo de la madre. De nuevo vuelves a dar una gran lección. No sólo eres una excelente asesora de lactancia, eres una gran madre y mujer. Tu marido tiene que sentirse afortunado al igual que tu de tenerlo a el. Sois una familia preciosa, y un ejemplo de convivencia y familiaridad a seguir !!! Mil gracias por compartir esta preciosa experiencia con todo el mundo, estoy segura de que abrirá los ojos a muchas personas !!!!
Gracias por tus preciosas palabras Patricia. Me alegra que te haya ayudado a ver tu experiencia desde otro punto de vista y que haya aliviado algo la parte negativa de tu vivencia. La realidad es que los papis son una parte esencial del embarazo, parto y crianza. Poco a poco vamos equilibrando la balanza en la estructura familiar y los padres conscientes toman su lugar acatando responsabilidades y aportando su parte en el trinomio mamá-bebé-papá. Son indispensables para encontrar el nuevo equilibrio familiar. Me encanta oír que os resuena tan dentro leer mis vivencias. Un beso grande.
Precioso post, Azu. Bellas palabras nacidas del corazón que habrán hecho emocionarse a Sandro.
Conociéndote, imagino que gran persona debe ser tu pareja.
Un beso enorme.
Engracia.
Hola Engracia. Muchas gracias por tus palabras cielo. Me alegra mucho que te guste. La verdad que somos una familia con mucha suerte por tenernos los unos a los otros. Sandro es la mejor persona que conozco. Juntos hacemos un gran equipo. Se merece mi reconocimiento por estar siempre ahí. Besazos! 😉
Azu enhorabuena por el post. …solo me salen unas palabras…y es que los tres sois uno.
Sois UNA FAMILIA ,la familia que te mereces.
Un beso ojazos bonitos!
Yoli, corazón, muchas gracias. La verdad que tú nos conoces y lo que dices lo haces con mucha propiedad y conocimiento de causa. No has podido retratarnos mejor. Somos UNA FAMILIA, con mayúsculas. Mil besazos y abrazos fuertes, Reina Mora!!